El presidente Javier Milei intensificó hoy sus críticas hacia la Universidad de Buenos Aires (UBA), en un nuevo capítulo del conflicto por las auditorías impulsadas por la Sindicatura General de la Nación (SIGEN).
En una entrevista con Radio Mitre, el mandatario defendió su decisión de auditar a la Universidad Pública y criticó duramente la oposición de la UBA a este proceso. “Los chorros no van a tener paz en Argentina”, afirmó el presidente, refiriéndose a quienes, en su opinión, le adjudican ese bloqueo a la falta de transparencia en el uso de los fondos públicos.
El conflicto escaló después de que la UBA anunciara que llevará el caso a la Justicia, con el objetivo de frenar la intervención de la SIGEN en sus cuentas, al considerar que esa acción viola la autonomía universitaria. Milei calificó esa postura como una estrategia para proteger a quienes “se esconden detrás de esas carteras nobles de la sociedad para esconder sus curros”. Nuevamente, apuntó directamente a algunos dirigentes políticos, a quienes acusó de utilizar instituciones como la UBA para “robar” y actuar con total impunidad.
A pesar de las acusaciones de intentos de privatización y arancelamiento, Milei insistió en que no existen planes para aplicar tales medidas en las universidades públicas. “Nunca se quiso privatizar y nunca puso en consideración el arancelamiento”, reiteró el mandatario. Sin embargo, defendió la auditoría de los fondos estatales al argumentar que el Estado tiene derecho a saber “qué estaban haciendo con el dinero” que reciben anualmente.
Este enfrentamiento entre el Ejecutivo y la UBA forma parte de una serie de choques entre el Gobierno y sectores académicos, a los que Milei acusa de operar políticamente en su contra. El presidente considera que la resistencia de la universidad a la auditoría responde a una estrategia de oposición sistemática de sectores políticos que, según él, buscan “esconder prácticas corruptas” bajo la cobertura de instituciones prestigiosas como la UBA.
Hace días, el Gobierno anunció el comienzo de las auditorías en la UBA, a través de la SIGEN, ante la sospecha oficial de que existen desvío de fondos e ineficiencia en el uso de los recursos. La gestión libertaria eligió varios caminos para justificar el ajuste en el financiamiento universitario. Primero, Milei aseguró que solo “los hijos de ricos” cursaban en las universidades nacionales, lo que contradecía las cifras oficiales. Luego, apuntó contra la transparencia a las autoridades universitarias, que este año confrontaron con el Poder Ejecutivo para exigir mayor el presupuesto, lo que provocó multitudinarias movilizaciones, paros, tomas de facultades y jornadas de clases públicas.
La UBA lleva adelante la más decidida oposición a la última ofensiva del Gobierno para controlar en qué se gasta el dinero del Estado nacional. El rector, Ricardo Gelpi, calificó la decisión del organismo que lidera Miguel Blanco como una medida “unilateral”. Desde la UBA sostienen que su administración debe ser independiente y no subordinada al Poder Ejecutivo mediante normas de menor jerarquía que la Constitución Nacional.
En uno de los últimos comunicados, la institución académica recordó que es “uno de los entes más controlados y auditados del sector público”, ya que le rinde cuentas a la Auditoría General de la Nación (AGN); al Poder Legislativo, al Poder Ejecutivo; “con informes mensuales de gastos a la Subsecretaria de Políticas Universitarias, dependiente del Ministerio de Capital Humano; y balances semestrales a la Contaduría General de la Nación, dependiente del Ministerio de Economía”; y a la Auditoría General de la Universidad, “independiente de la administración universitaria”; y a “toda la sociedad a través de la publicación en la web institucional de los informes de su auditoría interna y el desarrollo de sus políticas de transparencia”.
El pleno de los actores y claustros de la comunidad universitaria están embarcados en la pulseada. De manera inédita en la historia reciente, los rectores representados en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), los sindicatos docentes, no docentes y centros de estudiantes cerraron filas ante el gobierno libertario, frente a la caída del poder adquisitivo de los salarios del personal universitario que superó el 30% desde diciembre de 2023. Los universitarios también denuncian las consecuencias por la baja del presupuesto en términos reales, ya que coloca en una situación límite la continuidad de investigaciones, becas y proyectos de extensión en varias facultades.
El Presidente minimizó las últimas protestas impulsadas por las universidades nacionales, y evaluó que la convocatoria a las movilizaciones pasó de “230.000 a 60.000 personas”. “En una marcha aparateada por el kirchnerismo, por los sindicalistas y los radicales, es un número fácil. Ya había muy pocos estudiantes, salvo los de izquierda. “Los jóvenes habrían tomado conciencia de que estaban usados de escudo humano para defender el choreo de un conjunto de delincuentes”, dijo, y dio a entender que las encuestas le serán más favorables al oficialismo. “Cuando incorporamos las auditorías, va a saltar 40% arriba (a favor de la opinión) del Gobierno, 30% a la posición de las universidades”, completó.
Pese a las críticas y el rechazo de la oposición, Javier Milei se mostró optimista por los resultados obtenidos por su Gobierno y aseguró que “las batallas culturales están siendo ganadas de manera apabullante”. “Nosotros tuvimos que enfrentar dos leyes muy irresponsables por parte del Congreso, muy demagógicas, donde se le daban aumentos a los jubilados y a las universidades, pero sin la contraparte de recursos”, señaló. El mandatario volvió a defender los vetos al atribuir que “históricamente Argentina financió con emisión monetaria y terminó en desastres inflacionarios” este tipo de políticas. “Pudimos defender estos retos. Hoy nuestra fuerza política y nuestros aliados estamos más consolidados”, sentenció.
FUENTE: infobae