La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se dirigió el jueves a sus partidarios en un discurso que muchos esperaban que fuera un anuncio de su tercera candidatura presidencial.
En cambio, Fernández de Kirchner repasó los logros alcanzados por los gobiernos encabezados por su difunto esposo Néstor Kirchner y ella misma en el pasado, al mismo tiempo que criticó a sus oponentes políticos.
Durante una tormentosa tarde en Buenos Aires, miles de seguidores escucharon a Fernández explicar la situación económica pasada y actual de Argentina bajo el Gobierno al que pertenece.
El año 2023 es histórico para la política argentina. No solo se cumplen 40 años de la restauración de la democracia, cuando el 10 de diciembre de 1983 asumió la presidencia Raúl Alfonsín tras siete años de dictadura cívico militar. También se celebran 20 años desde que Néstor Kirchner juramentó como presidente luego de una tormenta económica y política que vio pasar a cinco presidentes en cuatro años.
Kirchner llegó al poder por la esperanza de miles de argentinos de recuperarse de la gran crisis bancaria nombrada como “corralito” que impedía a los ciudadanos retirar más de 250 dólares por semana de sus cuentas, lo que produjo una dramática situación económica por el agotamiento de la convertibilidad y el modelo de paridad del peso argentino al dólar.
El comienzo de la era Kirchner
Néstor Kirschner, un exitoso empresario de la sureña provincia de Santa Cruz gobernó de 2003 a 2007, en el periodo que se conoció como “desarrollismo popular” por la apuesta del Gobierno en un crecimiento económico con garantías sociales. El mandato de Néstor logró aliviar el descontento social del “corralito” y presentó algunos avances en materia económica.
Según el Banco Mundial, el Producto Interno Bruto (PIB) en 2003 era de 127 mil millones de dólares y en 2007 cuando Néstor abandonó el ejecutivo el PIB fue de 287 mil millones de dólares.
Un crecimiento que produjo una falsa confianza. Según los críticos del kirchnerismo, la aparente estabilidad económica de 2003 a 2007 fue producto de una combinación de herencias macroeconómicas circunstancialmente sólidas y a la fortuna de una globalización favorable que premiaba a las ´commodities´ o materias primas en el mercado internacional.
Sin embargo, la inversión acelerada, el optimismo por la velocidad del aumento de las tasas de empleo, y la recuperación de los salarios reales se acompañaba de una alta cifra de informalidad del trabajo asalariado registrando el 30,3 % en 2007 tan solo en el Gran Buenos Aires. Para ese entonces, la segunda tasa de informalidad más alta en Argentina desde el regreso de la democracia.
Kirchner quiso recoger las banderas populares del mítico “Padre de la Nación” Juan Domingo Perón y de ideologías políticas latinoamericanas de las décadas de 1950 y de 1960 como el ‘desarrollismo’. Ideología entendida como una adaptación del keynesianismo y la economía del desarrollo a las condiciones regionales con mezclas de nacionalismo, economía del desarrollo y marxismo.
Desde el comienzo de la era Kirchner, Argentina se alineó con los gobiernos que representaban la conocida ‘marea rosa’, una ola de líderes de izquierda latinoamericanos como el expresidente venezolano Hugo Chávez y el brasileño, Lula da Silva. Juntos propulsaron la integración del mercado regional y el fortalecimiento de Mercosur.
Segunda etapa del kirchnerismo, el nacimiento de un clan político
Luego de Néstor Kirchner en la Casa Rosada siguió su esposa Cristina Fernández. Desde el mandato de Néstor, ella ya se perfilaba presidenciable, la mejor candidata para continuar el legado del kirchnerismo. Durante el primer mandato de Cristina (2007-2011), las ‘commodities’ siguieron jugando un papel fundamental.
La soja, que se constituyó en el principal cultivo de Argentina, alcanzó en la temporada 2009-2010 una cosecha récord de 52 millones de toneladas, superada luego por la cosecha del ciclo 2014-2015, que presentó una producción de 61,4 millones de toneladas. El sector agropecuario y cultivos menores, como el arroz y la cebada crecieron sostenidamente durante los dos mandatos de Cristina.
Sin embargo, el PIB de Argentina empezó a resentirse durante el segundo periodo de Cristina (2011-2015) y la economía fue dando saltos y caídas. El PIB creció en 2013 (2,4%) y 2015 (2,7%), pero cayó en 2012 (-1%) y 2014 (-2,5%).
Además, dejó una inflación del 26,9% según datos de la Dirección General de Estadística y Censo de la Ciudad de Buenos Aires (18,5%, según el Indec de aquel momento), y una pobreza del 30%, según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.
En materia política, el kirchnerismo de Cristina fue percibido como polarizador por sus críticos debido a la apropiación de reivindicaciones de luchas sociales históricas como la búsqueda de la verdad sobre la desaparición de niños durante la dictadura de Jorge Videla fueron temas bandera de Cristina, quien entabló una relación cercana con las representantes de La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo, organización de derechos humanos argentina que tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias los niños desaparecidos de la dictadura.
A su vez, una batalla encarnizada entre Cristina y los medios, y la extraña muerte del fiscal Alberto Nisman, quien la investigaba por su presunto encubrimiento del caso iraní en el atentado terrorista a la central judía de la AMIA en Buenos Aires en 1994, hicieron que Cristina Fernández de Kirchner tuviera una imagen pública fluctuante y que los argentinos se decidieran en 2015 por votar en las presidenciales por primera vez en contra del kirchnerismo.
Fin de la etapa de oro de la era Kirchner
El Gobierno del derechista Mauricio Macri (2015-2019) interrumpió la era Kirchner en el poder ejecutivo. No obstante, sirvió como una reoxigenación del kirchnerismo encabezado por Cristina Fernández desde una oposición férrea a las políticas neoliberales de Macri, especialmente al millonario préstamo solicitado al Fondo Monetario Internacional (FMI) para rescatar una economía argentina que se hundía en la inflación.
De los cuatro años del mandato de Macri, tres fueron recesivos y solo en 2017 hubo un crecimiento del 2,8 %. El líder de Juntos por el Cambio, una coalición de centroderecha, registró altos niveles de inflación (53,8% al dejar el gobierno, según el Indec).
La situación económica en Argentina solo ha empeorado en los últimos seis años a pesar del regreso de una nueva versión del kirchnerismo al poder con Cristina Fernández como fórmula vicepresidencial de Alberto Fernández.
La última derrota para Cristina y para el kirchnerismo fue la decisión de un tribunal penal en Argentina que condenó a la vicepresidenta del país a seis años de prisión por el delito de administración fraudulenta durante los 12 años que gobernaron ella y su difunto marido, el expresidente Néstor Kirchner.
Con EFE, AP y medios locales